Delacroix - Muerte de Ofelia

martes, 24 de enero de 2012




MEDIOS DE VENGANZA DE HAMLET

Quien se acerque a Shakespeare, entra en un mundo indudablemente mágico. Por más distintas que sean sus obras tempranas de las de la madurez y las tardías, por más distintas que sean sus comedias de sus tragedias, su punto común reside en el empuje de su expresión psíquica, que en sus tragedias aumenta hasta la locura a causa de las pasiones. Este poeta plasmó como ningún otro la sed de poder, la ambición, el amor, los celos, la misantropía, la sed de venganza, la desesperación y la locura. (Muschg 1965: 43-44)

La tragedia de la venganza fue muy popular en el teatro isabelino y en Hamlet, que para muchos es el mejor ejemplo del género, todo gira en torno a la obligación de llevar a cabo una venganza. Ésta última fue definida por Bacon como una especie de justicia salvaje que se apodera de la naturaleza del ser humano, portándolo a la desgracia y la fatalidad. (Bacon: 1601).

Al príncipe Hamlet se le aparece el fantasma de su padre y le revela que fue asesinado por su propio hermano, Claudio, quien luego se casó con la viuda, madre de Hamlet. El espectro le pide que guarde su memoria mediante la venganza su muerte. Y es aquí cuando Hamlet empieza a atormentarse con el problema, pues se inicia la acción y la tragedia. El príncipe no se resuelve nunca a actuar: duda, vacila, se hace el loco, trata de evadir la responsabilidad viajando fuera del reino o de suicidarse. Busca por todas partes y por todos los medios posibles alguna evidencia del crimen. De este modo, podemos afirmar que Hamlet es el modelo de la consciencia humanista propia y característica del hombre del siglo xvi; se rebela contra el mal, contra la corrupción (“Algo huele mal en Dinamarca” es su célebre frase), contra el abuso de poder, movido por una profunda convicción ética sobre el bien y la justicia. Hamlet quiere hacer justicia, pero no acepta que su acto sea venganza pura y simple. (Azofeifa 1984: 214) Es, en este punto, donde aparece el primer artificio vengativo: su trastorno mental. Así pues, Shakespeare presenta a Hamlet fingiéndose loco con el fin que éste, después de conocer como Claudio accede al trono, pueda disimular sus verdaderos sentimientos, propósitos y planes vengativos y, a la vez, conseguir no ser declarado culpable de asesinato.

La “locura” de Hamlet, ese “talante estrafalario” que él mismo afirma que va a adoptar tras su encuentro con el espectro, se ha atribuido a que Hamlet sufre la enfermedad isabelina por excelencia: la melancolía. Para A.C. Bradley, sin embargo, es importante distinguir claramente entre melancolía y locura cuando se trata de Hamlet. Así, la melancolía de Hamlet es algo totalmente distinto a la locura que finge, pues cuando está consigo mismo o sólo en compañía de Horacio, nunca exhibe los signos de esa locura. (Bright 1586: 102)

Para un poeta de los recursos de Shakespeare, poner en escena a un personaje tan completo era tarea no sólo fácil sino también gozosa, puesto que le permitía entregarse a una verdadera libertad de creación intelectual. Así pues, al fingirse loco, Hamlet libera maravillosamente no sólo su alma, sino también la de su creador y artífice. (Madariaga 1978: 32-33)

Otro de los instrumentos o medios vengativos que podría ser mencionado sería el recurso que Shakespeare introduce, muy hábilmente, en su obra: el metateatro, es decir, el teatro inserido dentro del propio teatro. Esta técnica utilizada por nuestro dramaturgo es una pervivencia del teatro plautino, el cual incorporó, anteriormente, dicha técnica, en cuatro de sus comedias.

Hamlet recurre al teatro para llevar a cabo su propósito y ante los ojos asombrados del rey Claudio representa el pasado, en un intento de hacer del teatro un método a través del cual conseguir llegar a la verdad. (“La representación será la trampa donde caerá la consciencia del rey”). Hamlet, manteniendo su actitud recelosa característica, continúa inseguro ante la veracidad de los hechos explicados por parte del espectro. (“El espíritu que se me apareció puede ser el diablo, y el diablo tiene poderes para asumir formas gratas, o quizás intente, al hallarme débil y con melancolía, abusar de mí y perderme”). De este modo, cuando la compañía de actores itinerantes llega a Elsinor se le presenta una solución a sus dudas e inseguridades. Atendiendo al hecho que la obra que se disponen a representar, titulada La muerte de Gonzago, resulta ser una recreación de un asesinato, Hamlet sugiere a uno de los actores unas leves modificaciones en el argumento dramático con el fin de que éste se convierta en una reproducción fidedigna del asesinato de su padre. Al llegar el día del estreno, toda la corte se reúne expectante para ver la representación y cuando se acontece la escena del asesinato de rey, Claudio se inquieta y se retira de la sala rápida y abruptamente. La representación lo atrapa de inmediato. En esta obra hay decenas de confrontaciones con retratos, espejos e imágenes. No obstante, se evidencia que lo más importante es el espejo que, en el espectáculo mudo, muestra a Claudio la imagen de su propio crimen. (Frye 2003: 28)

A modo de conclusión, remarcar la importancia de las obras de Shakespeare, en las cuales vemos que si hay crimen, hay venganza, y si hay poder, hay compasión. La captura de la verdad es despiadada, hasta el punto que la muerte es, en Hamlet, el punto final de la acción: no se consigue conquistar la verdad sin haber alcanzado previamente la fatídica muerte. Hamlet está dominado por las emociones y se presenta incapaz para resolver sus propios problemas y dilemas. No sabe cómo actuar: cómo hablar, cómo amar, cómo matar; llegando al extremo de que sólo toma consciencia si un espíritu se lo ordena. Justo en este instante, Hamlet reacciona, vuelve a casa para descubrir la verdad, para repetir lo que sucede ante los ojos de su madre y de toda Dinamarca; pretendiendo alcanzar su venganza y desmontar el engranaje de una sociedad corrupta y maldita.


BIBLIOGRAFÍA

Azofeifa, Isaac Felipe Literatura universal: introducción a la literatura moderna de occidente, 1984.

Bacon, Francis, “Of Revenge”, Essays, 1601.

Bright, Timoty, Treatise of Melancoly (1586), Nueva York, Facsimile Text Society, 1940.

Frye, Northrop, Tragèdies i Barcelona: Destino, 2003.

Muschg, Walter, Historia trágica de la literatura, México, Fondo de Cultura Económica, 1965

S. de Madariaga, El Hamlet de Shakespeare, 3ª ed., Buenos Aires, Sudamericana, 1978.

Shakespeare, William, Hamlet Edición bilingüe del Instituto Shakespeare dirigida por Manuel Ángel Conejero Dionís-Bayer, Decimocuarta Edición, 2009 Catedra Letras Universales.



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